¡Inauguramos nueva sección!
Este es el primer relato que presentamos para que ustedes dejen volar su imaginación y lo completen. Tienen que leer atentamente la historia e imaginar el desenlace. A continuación, ir al final de la entrada, a la sección comentarios y escribirlo allí. No olviden dejar su nombre o nick y curso con la opción "Elegir identidad" que aparece en el cuadro de diálogo de "comentarios".
¡Hay premio para el final más interesante y mejor redactado!
Aquí va el relato que deberán continuar:
"Hace mucho tiempo existió un joven rey que tenía por costumbre hacerse cortar el pelo una sola vez al año. Y para tan delicado trabajo se elegía por sorteo a un muchacho del reino. Pero ninguno aspiraba a que recayera sobre él tan alto honor porque, una vez realizada la misión, el joven elegido desaparecía, y se sospechaba que era asesinado, sin que nadie supiera el porqué de tan misterioso y sanguinario rito.
En una ocasión, la “suerte” recayó sobre un humilde leñador hijo de una pobre viuda. Aquel hombre se presentó ante el rey y fue conducido a una habitación donde el monarca se retiró la caperuza con que siempre cubría su real cabeza. Y de inmediato, el joven descubrió cuál era el secreto del rey: en realidad, era calvo, y sentía vergüenza de su calvicie.
El joven lamentó una y mil veces haber descubierto el secreto real. Desde el primer momento estuvo convencido del destino que le aguardaba. Sin embargo, eso no impidió que le hablara al rey de los desvelos que sufría y le dijera que, si él desaparecía, su madre quedaría sola en el mundo, abandonada a su suerte.
Conmovido por las palabras del joven, el rey aceptó dejarlo en libertad. Pero antes le hizo jurar que por ningún motivo revelaría su secreto.
Pasó el tiempo y el leñador empezó a obsesionarse. Aquél secreto golpeaba su mente y pugnaba por salir. Pero no podía olvidar su juramento.
Víctima de esa lucha interior, el muchacho fue perdiendo el apetito hasta que enfermó. Un sabio del reino dictaminó que, para sanar, debía revelar el secreto que lo agobiaba.
Y así lo hizo. En una encrucijada de caminos, encontró un sauce. Y tras asegurarse de que no había nadie en los alrededores, se acercó al tronco y reveló el secreto.
Todo volvió a la normalidad hasta que un músico de la corte real notó que su vieja arpa estaba rompiéndose. Entonces, se dirigió al bosque, taló el sauce que guardaba el secreto, y construyó con su madera un arpa bellísima.
Una noche el rey reunió a su corte en el castillo para dar un banquete. Y allí estaban los músicos dispuestos a ejecutar hermosas melodías. El arpista tomó su nuevo instrumento y todo el palacio se inundó de un sonido que repetía: “El rey es calvo. El rey es calvo…
A partir de aquí, te toca escribir a vos...